Me acordé hace un momento de 21 gramos, película de Alejandro González Iñárritu protagonizada por Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts, y a partir de la idea final de la película de que el alma pesa 21 gramos y los perdemos al morir, se me ocurrió un pequeño cuento, a ver qué sale.
El peso del alma
"Era lo que se puede decir, en los mejores términos, un ojete, un tipo sin escrúpulos que lo mismo robaba al prójimo que golpeaba a la mujer, era desleal, un mar de vicios y malos hábitos que terminaron por ahuyentar a todos los que le rodeaban, a aquellos con los que su violencia no había terminado antes, cosa que no le importaba en lo absoluto, al cabo él no había necesitado nunca de nadie y no tenía por qué venir a necesitar ahora.
En medio de su altivez y su aislamiento envejeció como envejecemos todos, fue reduciéndose, achicándose, lenta, dolorosamente, pero no sólo fisicamente, también su altanería se redujo poco a poco; y se convirtió en un viejo beato y rezador, de los que unen las manos al rezar, de los que comulgan diariamente, de los que confiesan pecados ajenos con tal de llevar penitencia a casa y tener en qué gastar las horas que la soledad del reloj hace pasar como si no pasaran.
Un día finalmente, mientras rezaba un padrenuestro y hurgaba en el vacío que quedaba al interior de las frías paredes que formaba el costillar, se dió cuenta de que había algo ahí, un punto de luz, y pensó que no era otra cosa sino su alma, pequeña a causa del paso de los años y el olvido, no podía ser de otra manera, y mientras tomaba conciencia de los errores cometidos el punto luminoso fue creciendo en volumen y en peso, se fue oscureciendo de a poco hasta convertirse en una masa negra, opaca, enorme, que llenó la habitación y luego la casa entera.
Dicen los que saben que murió aplastado, pero no por su alma, que ésta no pesa más de unos cuantos gramos, sino por el peso acumulado de sus pecados, a los que liberó al rascar un poco más fuerte de la cuenta justo a un lado de donde debía tener el corazón".
A Jesús Olague de México, le agradezco que haya prestado ha publicar este breve cuento.
Recomendamos su blog: http://jholaguepersonal.blogspot.com/
La imagen pertenece a http://www.flickr.com/photos/
sitio que recomendamos también.
Se me ocurre leyendo este cuento que lo relaciono mucho con nuestras culpas. Las culpas no nos dejan tranquilos, y son muy dificiles de asumir o superar.
ResponderEliminartodos alguna vez hicimos algo malo, o tuvimos por acción u omisión alguna maldad, como esas mentiras piadosas.
He visitado los dos sitios recomendados y me han gustado mucho.
La película 21 gramos es buenisima, tambien en el relato se deja saber que ser bueno al final no justifica haber sido malo en la juventud.
me gusto mucho la entrada.
Me encanto el final...."libero los pecados justo al rascar fuerte al lado donde debería de tener el corazón"
ResponderEliminar=D
Karlita y Luis, gracias por sus comentarios, es muy placentero leer que lo que uno escribe le agrada a alguien más.
ResponderEliminarCrónicas Urbanas, mi agradecimiento por incluir aquí este pequeño cuento y por tus frecuentes visitas a Lo que es no tener que hacer.
Muy buena la película, muy bueno el cuento...
ResponderEliminarTodos tenemos un muerto nauseabundo de culpas en el placard de la conciencia...
Si te animas a abrir la puerta quiza salga corriendo y te deje en paz
Tendre que tener cuidado cuando me rasque
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