La vida de Gail Levin (1), Profesora de Historia especializada de
Arte, dio un saltito, luego de haber escrito ya siete libros sobre el pintor Edward
Hopper, y tener en borrador unos tres textos más sobre el pintor.
De ese hallazgo, descubriremos la histora de Jo Nivinson, que llevó a Levin reconsiderar su trabajo y tratar una (quizás ya pálida) reinvidicación de la mujer en sí y como pintora.
Hopper fue un extraordinario grabador y pintor
Estadounidense, simple, realista y luminoso hasta ser brillante. Formado en los suburbios de Nyack y Nueva
York, sus viajes a la Europa de “vanguardia de atelieres”, entre 1906/10, no
influyeron más que la pintura clásica que vio en los principales museos.
"City Roofs" (E. H.)
Con el tiempo y con algo que contaremos, E. H. se convertiría en el más sobresaliente pintor de su época. La sonrisa tímida que nos llega desde las fotos no nos hacen pensar más que en un buen tipo, sosegado, sumiso y subyugado por describir lo simple y lo claro: como si su pintura se pareciese (de alguna forma) a la persona que era.
Sin embargo, Levin descubrió en uno
de los sótanos de la Galería “Frank
K. M. Rehn” más de 60 obras de Josephine Verstille Nivinson, la esposa de
Hopper. Además, adquirió los permisos de
acceso a “Los diarios de Jo”: una mirada
detallada de su mundo íntimo, y de la pareja Nivinson-Hopper.
No había heladera o baño; los veranos eran sofocantes y durante los inviernos el carbón para la calefacción era trabajosamente cargado por cuatro tramos escaleras; no había una claraboya… pese a la imagen sombría de los elementos, la habitación (maravillosamente transformada en los lienzos) brillaba de forma increíble.
En la pared del fondo, entre las ventanas y
junto a su caballete, Hopper había colocado un espejo: cuando
lo miraba podía ver el estudio completo detrás de él y que estaba ocupado
por su esposa; Josephine Nivison Hopper.
Ella a su vez, lo miraba: todo el universo y su
contenido se limitaba a un cuartucho de vecindario, en Nueva York.
"Room in New York" (E. H.)
La historia de Josephine Nivison (1883-1968)
como artista es muy distinta y cruda en relación a la de su esposo: ambos se casaron apenas pasados los 40, y ella
dejó en manos de él su carrera de pintora y su virginidad.
Al momento de casarse con Hopper, Jo había pintando con éxito
durante 16 años: sus trabajos se había mostrado junto con obras de Modigliani,
Picasso, Prendergast y Man Ray, tanto en América como en Europa. Ella vendía regularmente dibujos y
grabados para el ‘Tribune’ y el ‘Evening Post’ de New York, y el “Herald” de Chicago.
"Jo Sketching at Good Harbor Beach" (E. H.)
Iban en “excursiones de pintura” muy a
menudo: recorrían las costas de Massachusetts
–Buzzard Bay, Martha’s Wineyard, Nantucked y Cape Cod Bay-, Maine –Portland,
Rockland, Bar Harbour-...
"The Long Leg" (E. H.)
"Martha McKeen" (E. H.)
o México –todas playas del atlántico, cercanas a Florida-...
"Saltillo Mansion" (E. H.)
pero en la mayor parte del tiempo los Hopper permanecían encerrados en su pequeño espacio: ése Edificio de pocos cuartos habitados, cenando latas de conserva y escuchando los ruidos de la calle.
En estas condiciones, las maravillosas obras y la penosa (pero aceptada) forma de vida que llevaban, resultaban explosivas. "Pasamos juntos casi las 24 horas del día, los siete días a la semana, durante el tiempo que duramos", nos cuenta Levin que contaba Nivinson.
"New York Office" (E.H.)
Si bien pueden pasar por sórdidos chusmeríos
bibliográficos, la historia nos dice que el aparente carácter sumiso de Edward se
condicionaba al amor obsesivo y celoso de Nivinson. En los ‘diarios de Jo’, ella misma confiesa
que “arañé a Hopper y lo mordí hasta los huesos… lo quise amarrar pero él me abofeteó; me
golpeé la cabeza contra una estantería y me quedaron las marcas”.
"Summer in the City" (E. H.)
Con un extraño humor disimulaban la
mutua violencia doméstica, celebraban amorosamente los
aniversarios de boda; Jo: “realmente nos merecemos una ‘cruz de guerra’ o una
‘medalla de combate'” y Hopper: “pinté este ‘escudo de armas’ para nosotros, es
un pincel y un cucharón”.
El año que se casaron (1924) Jo participó en la "Exposición Anual
Colectiva del Museo de Brooklyn", dicen que sus trabajos no quedaron opacados por los
de Georgia O'Keeffe o John Singer Sargent.
"Forest Scene" (J. N.)
Fue en aquella
ocasión en la que Jo recomienda la obra de Edward Hopper a los organizadores y
curadores del programa; compraron uno de
sus cuadros después que la exposición había terminado: fue el segundo que había
vendido Hopper en 10 años.
Al poco tiempo se
le ofreció una exposición individual en la empresa que lo representaría para el
resto de su vida: “Frank K. M. Rehn Galleries”. Esta
sociedad se acostumbraría a los cartelitos de “Vendido”.
"Room in New York" (E. H.)
A partir de ahí los Hopper se embarcaron en una existencia opaca. Ese "encerramiento" tuvo un efecto distinto y contrario en cada uno: las paletas estallaron en tonos brillantes y Edward Hopper se convirtió en un gran éxito; en cuanto a Jo (que comenzó a imitarlo) perdió todo su estilo y el reconocimiento.
"Flowers, cat, and cape" (J. N.)
Pese a todo Josephine sentía todo aquello como una especia de recompensa personal: en definitiva había sido ella la musa en que Hopper se inspirara y ejerció total control sobre la obra del hombre: “Si debe haber espacio para un solo de nosotros, sin duda debe ser él. Puedo estar contenta y agradecida por eso.”
"New York Movie" (E. H.)
J. Nivinson mantuvo desde entonces un registro cuidadoso de cada cuadro de Hopper, las obras producidas y vendidas, las fechas, los precios, los compradores; escribió prácticamente toda la correspondencia de Hopper, y comenzó a redactar sus diarios, apenas meses antes de la Primer Gran Retrospectiva de E. H. en el "Museo de Arte Moderno de Nueva York". Ella ya compraba el boleto a la posteridad de su amado.
"Chop Suey" (E. H.)
Celosa hasta la enfermedad, ella exigió en ser la única modelo para cada mujer que fuera pintada. Y así fue, Hopper aceptó sin chistar. Desde 1924 hasta su muerte en 1967, Hopper pintó todas mujeres que eran, en definitiva, su mujer.
"Self-Portrait" (J. N.)
Cabezas torneadas, ocultas, maquilladas, de caras contorneadas, rostro sombreado o al sol bajo un sombrero volado. De soberbias siluetas, pechugonas, rubias, morenas y pelirrojas. En el mundo de los Hopper las noches se transformaban en interminables tazas de café, estudios minuciosos, se perdían en imágenes cinematográficas:
"Eleven a.m." (E.H.)
Jo desnuda al lado de un radiador, oscura y agachada en el tren, sobre un libro… activa en una oficina, con un jefe tras un ventanal, apoyada en blancas columnas, sonriente y pegada a un fondo traído de Cape Bay o Nantucket… sentada de espaldas en una negra escenografía urbana.
"City Sunlight" (E. H.)
Las
mujeres de Hopper tuvieron siempre una misma edad, permanentes en cuadros de
maravillosas escenas simples, presas de un evidente voyeurismo, luminosas o de oscura luminosidad.
"Automat" (E. H.)
Al pasar el tiempo, en un lamento Jo escribe en su diario: “...no soy inmune al tiempo. Siento que el tiempo que pasa y pasa,
gota a gota de mi sangre y de mi vida… ya tengo el pelo canoso, ya me cansan las
modas, he perdido todos los puntos de vista propios sobre el arte y 25
años de mi vida también se han ido”. Luego, arrepentida: "...me he transformado en actriz y estoy contenta pese a
haberme quemado la pierna en la estufa, mientras posaba desnuda para ‘The
Girlie Show’, me siento muy orgullosa de ello. Además Hopper me hizo más rellena:
me conforma, además, verme pelirroja”.
"drawing for The Girlie Show" (E. H.)
"The Girlie Show" (E. H.)
¿Pintaba
J. Nivinson Hopper en todos esos años? Si. Y a
pesar de su marido.
Jo pintaba al mismo tiempo y con el mismo dinamismo que Hopper, buscaba también su estilo y era él también para ella, su único modelo. Increíblemente, pintaban la misma pintura, diferente: como “El Circo”, donde el único patrón común entre los lienzos es una vieja glorieta en donde hay una pareja.
"Judson Tower, Washington Square" (J.N.)
Los
Hopper tuvieron un matrimonio amigo, los O’Doherty, éstos dejaron palabras de elogio hacia la esposa de Edward: “ella vivía
gloriosamente entre los alambres de púas
que tenía E. H., un profundo resentimiento que se transformaba en reproches… y
los tomaba como parte de la excentricidad de los pintores. Josephine era una
mujer brillante, una mujer extraordinaria”.
"Hotel Window" (E.H)
"Night Windows" (E.H.)
Pudo ser Hopper el fantástico pintor Edward Hopper, sin su esposa? O pudo haber sido Nivinson una versión femenina “hopperiana”, de vanguardia realista Norteamericana? Estuvo Hopper en el momento justo y en el lugar correcto, así como Jo en el momento equivocado y el lugar erróneo. Estas cuestiones parecen desvelar a Gail Levin, también.
"drawing for Nighthawks" (E.H.)
"Nighthawks" (E.H.)
E. H. probablemente bien pudo haber sido el marido que no fue: el
que le diera el aliciente apoyo, sin
referirse a ella como artista con condescendencia y desagrado.
También J. N.(a la que me imagino presa
de un amor gigante e incondicional) podría haber quebrado esa trama encadenada,
para seguir su propia suerte.
"Rooms by the sea" (E.H.)
Como sabemos diría alguien, suponemos que ya poco importa.
Están, juntos, enterrados en el Cementerio de Oak Hill de Nyack: tienen vista al río Hudson, como en el Departamento de Nueva York al Washington Square.
(1) Gail Levin es, además: distinguida Profesora de "Estudios sobre Pintores Norteamericanos", "Estudios sobre la Mujer y el Mundo"; coeditora y colaboradora de la "Antología de la Ética en la Arte Visuales" y muchos otros trabajos destacados en temas Sociales.
Links:
http://www.amazon.com/Gail-Levin/e/B000APJ92U
Cuadros de Edward Hooper;
https://www.google.com.ar/search? espv=2&biw=1455&bih=696&tbm=isch&sa=1&q=edward+hopper&oq=edward+hopper&gs_l=img.3...46295.46295.0.46621.0.0.0.0.0.0.0.0..0.0....0...1c.1.64.img..0.0.0.kdzoizkjKOs
Cuadros de Edward Hooper;
https://www.google.com.ar/search? espv=2&biw=1455&bih=696&tbm=isch&sa=1&q=edward+hopper&oq=edward+hopper&gs_l=img.3...46295.46295.0.46621.0.0.0.0.0.0.0.0..0.0....0...1c.1.64.img..0.0.0.kdzoizkjKOs