viernes, 28 de abril de 2017

EPISODIO DEL ENEMIGO

Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir penosamente por el áspero camino del cerro.
Se ayudaba con el bastón que en sus viejas manos no podía ser un arma sino un báculo.

Me costó percibir lo que esperaba: el débil golpe contra la puerta.
Miré, no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí, ya que no sé griego.
Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave.


Temí que el hombre se desplomara, pero dió unos pasos inciertos, soltó el bastón, que no volví a ver, y cayó en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero sólo entonces noté que se parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serían las cuatro de la tarde.

Me incliné sobre él para que me oyera.

-Uno cree que los años pasan para uno -le dije-, pero pasan también para los demás. Aquí nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido.
Mientras yo hablaba, se había desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del saco.
Algo me señalaba y yo sentí que era un revólver.


Entonces me dijo con voz firme:

-Para entrar en su casa, he recurrido a la compasión. Lo tengo ahora a mi merced y no soy misericordioso.
Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podían salvarme.

Atiné a decir:

-En verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es ese niño ni yo aquel insensato. Además, la venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón.
-Precisamente porque ya no soy aquel niño -me replicó- tengo que matarlo. No se trata de una venganza, sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror para que no lo mate.
Usted ya no puede hacer nada.


-Puedo hacer una cosa -le contesté.

-¿Cuál? -me preguntó.
-Despertarme.

Y así lo hice.


Jorge Luis Borges (1899-1986) - "Episodio del Enemigo"


Acá está presentado lo que bien podríamos decir, un esquivo cuento de J.L.B.
Normalmente se encuentra en ediciones compiladas, anteriores a la década del '80 cuando los derechos de autoría permitieron bastantes publicaciones.

Cada uno sabrá sacarle el sabor al relato, que tiene muchísimas facetas, una vez releído (cosa que aconsejo).

Una perla, la adaptación del cuento, en un minuto y medio, en japonés (traducido), obra de andrés Zaied, en este link:

 http://www.youtube.com/watch?v=0d4s2ZpEtHE

En lo personal, además de parecerme extraordinario, fue el primer cuento de Borges que elegí leer a mis hijos, cuando chicos.
Era breve, mantiene atento al lector/oyente, es fantasioso y posee un final inesperado.
Aún hoy, lo recuerdan.
Espero que Ustedes lo hayan disfrutado.